El Padrino. Monedas por almas…

Una de las más grandes sagas del cine sin duda, una obra maestra por donde se le mire, que, a pesar de tener una tercera parte algo floja, no deja de ser una magnifica trilogía. Es una cita obligada para todas y todos quienes gustan del cine, y ahora, en pleno 2020 su director, Francis Ford Coppola decide revisitar la película para darle un mejor montaje en lo que él denomina como, coda o epilogo.  

Antes de llegar al epilogo debemos hablar del “Padrino de Mario Puzo”, porque es, como lo dice en cada uno de sus títulos, una historia contada en fragmentos, que ahora, con el lanzamiento de “la muerte de Michael Corleone” pasa a tener dos partes y un epilogo, como siempre debió ser (o no). Por una parte, podemos ver la historia de la ficticia familia Corleone, una de las cinco familias de la cosa nostrala mafia italiana en Nueva York. En la primera de esta trilogía parte podemos ver al primer “don” de dicha familia, Vito, y a sus hijos, Santino, Fredo, Tom y Michael, los cuales tendrán que enfrentarse con las otras familias por el poder y control de Nueva York.  

Es muy necesario hablar con spoilers, esta es una entrega que casi todas y todos han visto, y que si no lo han hecho no necesitan más que el deseo de hacerlo, pues hay cientos de videos y textos que invitan a disfrutar de esta saga y que ahora con el nuevo tratamiento de la tercera parte resulta el mejor pretexto para hacerlo. Si desean hacerlo, en Netflix se encuentran ya las tres películas, y en Amazon prime se encuentra “coda” para rentar. De aquí en más nos dedicaremos a analizar no solo a la película, sino también a sus personajes, enfocándonos en los ejes centrales.  

La película cuenta con una de las mejores aperturas del cine, un Marlon Brando en gran momento que entre penumbras casi de una pintura de Caravaggio y con la icónica música de Nino Rota escucha las suplicas de un paisano que pide su ayuda para vengar a su hija. La cámara empieza en la Cara de Bonasera y poco a poco va alejándose a medida que cuenta su historia, la cámara y el mensaje se mueven hacia el padrino y finalmente llegan; un primer gesto, ofrece un trago y entonces habla, con esa inconfundible voz que se convertirá en un sello, un icono de la cultura. El plano se abre y muestra la oficina y a sus dos hijos, extensiones de Vito, entre la oscuridad del mundo en el que se encuentran. La escena después pasa a algo completamente diferente, una fiesta italiana llena de gente, música y luz. Vemos como Vito es un hombre de familia y amigos, y no menos importante escuchamos de Michael (Al Pacino), el otro gran protagonista.  

Esta saga es una tragedia, es el camino de Michael Corleone, el cual, dicho sea de paso, no es el camino de un héroe, aunque tampoco de un mártir, es en todo caso la historia de un hombre peleando contra sus demonios y contra demonios muy reales. Es muy importante que la primera escena en que se hace presente a Michael, él no se encuentra, pues de ahí en adelante podemos ver que él siempre estará alejado de su familia. Michael siempre estará solo y el director se encargará siempre de contrastar a Michael con su padre, un hombre que siempre estuvo acompañado. 

Michael es un hombre que gana todo y que a la vez pierde lo que más quiere. Michel no sabe identificarse, ¿él es un hombre que es impulsado por el amor, por querer proteger a su familia?, en parte la respuesta es un sí, pero es también un psicópata que no entiende que ese amor del que habla no existe y que si pudo existir se extinguió cuando su primera esposa murió, de ahí en adelante es solo un hombre “racional” que antepone las apariencias y los negocios, pues su mayor sueño será el ser un hombre respetable, amado, esa es la razón por la que quiere salir de la mafia. En la antigua versión de la parte III hay una escena que fue sacada, pero que deja ver ese deseo de ser amado de Michael, precisamente en su plática con un fallecido, Don Tommasino: Michael se pregunta por que él es tan temido, y nos damos cuenta de la imagen que tiene de sí, la cual es la imagen de un hombre correcto y honorable, la cual dista mucho de su realidad, pues “el padrino” es un personaje despiadado y egocéntrico que usa a su familia de sangre de la misma manera que usa a su familia de mafia.  

La otra gran figura de la que no podemos dejar de hablar es el gran patriarca de esta franquicia, Vito Andolini, o más tarde conocido como Vito Corleone. Interpretado primero por el gran Marlon Brando y posteriormente por el también gran Robert De Niro. El padrino es una de las figuras más icónicas del cine, sobre todo por la figura y la voz que Marlon Brando imprimió en la primera entrega. Es también una sombra que no desaparece del todo en la franquicia, pues sigue siendo visto por todos como el gran líder que fue, más aún en la segunda entrega, en la que de manera paralela se nos muestra como construyo su imperio mientras que nunca olvido a su familia y amigos. De ahí también la importancia de los “servicios”, pues con cada favor, Vito se hacía de un aliado, grande o pequeño, unidos no por dinero sino por un sentimiento de fraternidad y honor, las almas valen más que las monedas.  

Vito y Michael son una cara de la misma moneda, pero con grandes diferencias. La más importante es su familia; durante la segunda parte se nos muestra como Vito pierde a su familia en Sicilia y como luego de ello a pesar de su escalada en el mundo criminal logra hacerse de una más grande, pues ellos son su motivación, y aún más, Ford Coppola se detiene a mostrarnos su sufrimiento cuando Fredo enferma de bebe. Por el otro lado vemos a Michael, que durante toda esa película se aleja de su mujer y hermanos, terminando de hecho con la vida de su hijo (indirectamente pues Kay aborta al temer a Michael) y de Fredo (directamente) para el final.  

En cierta forma podemos ver como es el paso a la modernidad liquida, pues las dos primeras entregas se muestra como la institución familiar, que era tan fuerte para vito y su entorno, deja de serlo para Michael, que se encuentra en un mundo cada vez más tecnificado y precoz, pues él no es un mafioso tradicional. Las fiestas que se encuentran al inicio de cada parte nos dejan ver la diferencia entre la tradición italiana y la entrante modernidad estadunidense. Es un cambio de época que Michael más que ninguno de sus hermanos supo manejar, pero del que no estaba plenamente consciente. Deseaba detener algo que se le escapaba entre manos como líquido.  

Como personaje, Michael es al que tenemos mayor oportunidad de ver cambiar, pues esta franquicia es suya. Desde su vestuario, que pasa de ser uno en tonos café y verde a ser completamente oscuros al final. Al principio se muestra con su uniforme de soldado, una alusión que será mayormente explicada después de la búsqueda de salir de su entorno familiar. Después será mostrado con ropa de civil, de nuevo en tonos de café y gris y presenta su primer gran cambio cuando después de ser golpeado por el jefe de la policía hace un plan para matarlo, adoptando una posición corporal icónica del personaje, esto es, él en un sillón con la pierna cruzada y la cabeza ligeramente inclinada. Es casi la postura de un rey que desde su trono comienza a mover las piezas en el tablero.  

La gran escena que sigue, es una en la que debemos detenernos, pues es la que le da al mismo Al Pacino la aceptación a los productores que no veían en él el potencial para el papel. Esta es, la escena en que mata al turco y al policía. Comenzamos en un cambio en su vestuario, ahora es más oscuro, aunque no como lo llegara a ser al final. Es una escena de suspense en todo sentido, Michael debe matar a dos personas, el público lo sabe, y sabe que debe ir al baño por el arma. El primer gran momento de tensión se da cuando Michael busca el arma y no la encuentra, el nervio inunda a Michael y a nosotros, esperamos como él que el arma este ahí, que pueda lograr su cometido. Michael la encuentra y justo cuando la toma y sale del baño se empieza a oír un tren, tan caótico como los pensamientos de Michael. El sonido del tren se detiene por un momento, Michel se sienta y cuando los ve de nuevo escucha el tren otra vez, más ruidoso, el cual comienza a mezclarse con la voz del turco, la cual desaparece poco a poco, para finalmente desaparecer junto al disparo del arma.  

Saltamos ahora hasta Apolonia, su muerte, la mujer que pudo ser su redención o un camino completo a la mafia tradicional. Es probable que fuera su verdadero amor, pues para la tercera entrega la recuerda más de lo que recuerda a Kate, y su muerte significa su paso completo a la familia Corleone. No sabes que pasa en el lapso entre la muerte de Apolonia y el regreso de Michael a Nueva York, cuando lo volvemos a ver él esta vestido con tonos oscuros, su voz y su forma de caminar han cambiado. Michael ahora abraza los negocios de la familia, aunque aún con la idea de salir y para ello necesitara de Kate, la parte no siciliana de él.  

Ya hemos hablado de Michael en la segunda parte, de su tragedia propiamente dicha, pero agregando, y de una forma más amable, podemos decir que Michael fue orillado a ese mundo, un mundo que él despreciaba y del que trato de salir en más de una ocasión, pero se quedó, según él, por su familia. Sin embargo, acabo sin nada de lo que el apreciaba. La verdad es que era una historia que cerraba de manera increíble. En el padrino parte II, veíamos a un Michael despiadado que acababa solo, lo cual contrastaba con la historia de un Vito que terminaba su vida jugando con nieto. En ese sentido la tercera parte siempre se sintió como sobrada, aun con esta reedición, pues solo se alarga un poco la historia, pero terminaba con un Michael, aunque más sufrido, igualmente solo.  

El padrino parte III, aun con la reedición sigue sin estar a la par de sus predecesoras, a historia no es tan atrapante, es más lenta y tal vez peca demasiado en tener a Michael como protagonista, pues como se ha dicho él ya había cerrado su historia. En ese sentido, el haber hecho a Vince (Andy García) el centro tal hubiese sido mejor, porque de cierta forma lo es, pero al no tenerlo como protagonista se siente poco orgánico su cambio de alguien temperamental y explosivo (bastante sobre actuado) a un Don completo. Más allá de eso, y de las odiosas comparaciones, es una muy buena película, que se centra ahora en una lucha en contra del Vaticano, en otro intento de Michael de que los negocios familiares sean legítimos, esto a través del manejo de una compañía europea, llamada Immobiliare.  

Lo más relevante de la película viene ya al último tercio de la misma, pues es cuando todo empieza a tener una resolución, ya que al principio se nos es planteado la asociación con el vaticano y un conflicto contra un nuevo mafioso llamado Joey Zaza, aunque no resulta ser más que un peón. Aquí se nos presenta por un lado a un Michael viejo, cansado y carcomido por sus culpas, mientras que por otro lado se muestra al hijo bastardo de su hermano Sonny: Vincent, un joven con la energía de su padre y el deseo de ser parte de la familia criminal (a diferencia de Michael).   

Es fascinante ver la actuación de Al Pacino como un hombre cansado y con remordimientos, sobre todo en la escena en que se confiesa, porque la misma a pesar de estar ubicada en un escenario amplio, gracias a la cámara logra dar la sensación de un confesionario. Michael sufre, y lo que más le duele es haber matado a su hermano, Fredo. Pacino nos ofrece una actuación desgarradora, pero no la única ni la mejor. El momento cumbre de su actuación se da cuando muere Mary, ella cae y él, roto, luego de abandonar el mundo de la mafia, es castigado perdiendo a su hija, así como el arrebato al hijo de sus padres. Michael suelta un grito que no se escucha al principio pero que termina siendo ensordecedor.  

La última escena siempre pareció caricaturesca, pues ver a un Michael, con un maquillaje no tan bueno, sentado, sin nadie más que unos perros y muriendo dejándose caer era extraño de ver. Pero, el nuevo corte de Ford Coppola arregla eso, pues no nos muestra a Michel muriendo, sino que corta y deja ver una frase sobre los sicilianos, la cual dice que ellos nunca olvidan. De cierta forma es más cruel, pues no se nos muestra que haya una muerte, un descanso, sino un infierno en vida, pues el siciliano no olvidara, y el pesar y sufrimiento que vimos durante toda la película durara aún más.  

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